lunes, 16 de agosto de 2010

Energía: Inequidad en distribución y opciones sustentables de generación Mini-Hydro.


Nuestro país sigue creciendo a paso firme económicamente, quizá un poco contaminado por la magra situación mundial hace un par de años, pero hoy se encumbra por sobre los cinco puntos porcentuales en crecimiento. Este desarrollo se condice con la virtual carrera que vive el sector productivo para alcanzar los estándares necesarios que lo vinculen a catalogar a nuestra patria como “desarrollado”.

El desarrollo mal entendido por años acompañó a naciones de diferentes lugares, principalmente europeos, y acarreo una sobreexplotación de sus recursos naturales de modo de ajustar sus producciones copiando el modelo de otros. Chile ahora quiere hacer lo mismo.

Para solventar este último hecho se debe fomentar la producción de energía, en un país donde la vulnerabilidad del sistema energético está a la vista, con innumerables falencias en el área, sobre todo luego de la catástrofe del 27/F.

En fin, sustentamos nuestra producción en la dependencia de combustibles importados y otros puntos, pero olvidamos principalmente nuestra nula capacidad de responder dos simples preguntas: ¿Quién necesita la energía? ¿Cómo la generamos?

Las necesidades energéticas apuntan a nuestra metrópoli principal: Santiago. Este centro del poder nacional tiene casi un 45% de la población y mueve casi el 50% del PIB. Todo sería muy sano si es que Santiago alimentara sus demandas con su propia generación, pero vemos que la región metropolitana sólo produce el 28% de la energía que utiliza. Por lo que el resto del país, el sur fundamentalmente, debe proveer una cantidad inmensa de energía, alrededor de 10.000 GW/h para suplir la necesidad capitalina. Es más, para 15 años más se estima un aumento demográfico del 30% en la Región Metropolitana. Ahora bien, de ahí vendría la idea de los proyectos ERNC y nuestra “falta urgente de energía”.

En nuestra zona la gente, en su mayoría de escasos recursos, entregan a las empresas de distribución eléctrica una gran parte de sus sueldos. Situación muy distinta si lo comparamos con la zona central del país ajustando a ellos su mayor oportunidad laboral y menor tasa de desempleo.

La generación de energía debe ajustarse a planes gubernamentales concretos que estudien y reconsideren las estrategias de eficiencia energética. A su vez que definan a qué energías considerar como no convencionales y su efecto inmediato en la naturaleza y en los poblados.


Ahora nos acordamos de las palabras de la presidenta Bachelet en defensa de estos puntos en varios discursos en 2006 que apuntaban a la defensa de las cuencas y a la realización de una estrategia que permita construir un informe con información científica que valorara los lugares aptos para generar energía, condicionando de la misma manera todos los proyectos hidráulicos. Aún así no se considera el hecho de que las Mini-Hydro producen costos de inversiones que las posicionan en el tercer lugar de costos con respecto a las otras formas midiéndolas desde el punto de vista de inversión unitaria.

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